Maritza no se puso el uniforme...

Ahora llora ante la oportunidad perdida...

Como por ahí María se va, anda Maritza llorando ante la leche derramada, quejándose del inútil sacrificio de su causa.

Ella no se pierde en las ramas y culpa de primero a Danilo, jefe de la manada, de segundo al Comité Político, que baja línea a la manada, y de tercero a la Otan, que cuida, vigila y mantiene la manada.

Como pertenece al Comité Central, de ese órgano no dice ni pío.

Todo tiene que ver con su fallido intento de sobresalir en política y posicionarse en el partido, ocupando una de las vacantes en el CP.

Aunque el machismo y la misoginia hicieron su parte, el caso de la ex precandidata va un poquito más lejos. Ella no conoce ni aplicó los fundamentos del juego. Pensó que con embasarse era carrera segura, y no pasó de primera. Nadie la remolcó, y nadie la remolcó porque no hizo el equipo.

La incluyeron en las encuestas y dijo que no, que llegaría por sus medios hasta el final. Y para peor tampoco felicitó al ganador. La gallardía suena a nombre de mujer.

Era impensable entonces que figurara en el roster si no quiso ponerse el uniforme. Se impuso el espíritu de cuerpo, el dominio de lo mezquino.

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