Ni tanto ni tan poco...

Nadie quisiera a Danilo tuiteando desde que Dios amanece como hace Donald, el Trump norteamericano. Que tampoco ocioso, insidioso y perverso.

Además de que para tuitear el Gobierno tiene a Peralta, Montalvo, Marchena, Tejada y González, y cada cual con un tema diferente. Pero sí se quisiera un Danilo ocasional, que de vez en cuando deje saber si tiene la voz limpia o ronca, y que se sepa ronca o limpia porque se la oye. Que saluda a los periodistas, ciertamente, y se le agradece, pero desde lejos o montado en su vehículo, sin darse cuenta de que no solo de saludos viven los periodistas. Que el trabajo de los reporteros es buscar noticias, llevarlas a sus medios, publicarlas, y él, como presidente de la República, es la principal personalidad del país.

En los manuales se habla de la personalidad en la noticia. No puede descargarse con ese “yo hablo” de la semana pasada, pues así dijo el borrico “yo toco” cuando se encontró la flauta y sopló por casualidad. La presidencia no solo es el taconeo de los guardias, impone obligaciones, y una es hablar al pueblo, y no solo una vez al año, sino cuando sea menester y se le procure.