No quieren la Ley... ni que reglamenten

Reinaldo dice que la Junta debió consultar con los partidos antes de imponer la veda al proselitismo, a la campaña fuera de época. Con eso no hubiera perdido nada y ganado mucho, pues nada contribuye más al consenso que el desahogo entre las partes.

La situación era apremiante, pero Napoleón decía a su ayudante de cámara “vísteme despacio que voy de prisa”, y si Roma no se hizo en un día, tampoco en un día puede corregirse una conducta de años. Además, no siempre da igual al revés que al derecho.

La Junta lleva años consultando sobre una nueva legislación electoral y de partidos, y cuando ella no consulta, la consultan a ella.

Sin embargo, y todavía, Penélope sigue en el andén a la espera de que llegue el próximo tren.

El problema por tanto no es de consulta, pero sí de gestión. De cada cual hacer lo suyo, y hacerlo bien, y en el momento oportuno. Tiempo hubo, y suficiente, para que existiera un estatuto que diera por ley los poderes que ahora se aplican e inexplicablemente se protestan.

Después del palo dao, dicen, ni Dios lo quita.