Odebrecht hasta financió guerrillas...

Con todo el mundo embarrado, ¿justicia?

Jesús fue luminoso cuando hizo de juez y pronunció aquella sentencia que conmueve a la humanidad y se confirma todos los días: “quien esté libre de pecado que tire la primera piedra”. La unanimidad de condena a la adúltera se convirtió por arte de magia, o de milagro, en unanimidad de absolución. El “vete y no peques más” fue colofón divino. Lo de Odebrecht, y no aquí, sino en el continente, se va pareciendo al ejemplo memorable. Se le hace difícil a los gobiernos, a los partidos y a los políticos tirar la piedra. No solo la primera, sino la segunda, y quién sabe si la tercera.

Ahora resulta que Kucynsky, el presidente de Perú, tiene soga a rastras, agua puesta, pues los fondos de la empresa brasileña, que eran infinitos, inmensos, llegaron a su campaña.

A Toledo, el expresidente, esos dineros le llegaron directamente al bolsillo, no a la campaña, como ahora se dice a Kucynsky, pero lo que mancilla, mancilla como quiera. Las Farc, en el monte y haciendo la revolución, y suponiéndose lo opuesto, también habló portugués y se aprovechó como Clint Eastwood de unos dólares más. Como dice un comediante en las redes: “nadie sube limpio”.