Que la Junta arregle la carga en la ruta

No puede esperar nada del ocio de los políticos

La Constitución adjudica a la Junta todo lo relacionado con elecciones y le da derecho a iniciativas en materia electoral. La Junta usó esas atribuciones y sometió a las cámaras unos proyectos de ley que nunca se durmieron, siempre muy despiertos, solo que, como la mala maña, se acostaban en una cama y amanecían en otra ajena. Ahora mismo deben estar durmiendo en el piso como el gordo que vive debajo del elevado.

El presidente de la Junta gusta del lenguaje escatológico y sus revelaciones son propias del Apocalipsis. Esta semana habló de despeñadero, y antes se quejó de que el cronograma no avanzaba por lo incierto de las legislaciones.

La Junta tiene que plantearse la situación con mayor honestidad, y si los partidos no son sinceros con ella, ser ella sincera consigo misma.

Tiene que olvidarse de las leyes en curso y ocuparse de sus obligaciones como si esas piezas no existieran. Después, si finalmente fueran aprobadas, hacer los ajustes de lugar.

Si se pone a esperar, o a lloriquear, podría hacerse tarde y acostarse las palomas. Si tiene poderes, como dice tener, que proceda en consecuencia.

La culpa encontrará aposento, y no será el suyo.