Sin secretos entre iglesia y Gobierno

Tantas cartas a la vez despiertan sospechas

No deben leerse cartas entre gitanos, y gitana la iglesia y gitano el Gobierno y con la misma picardía.

Lo que intriga es cuál supo del otro primero para coincidir en día y tema. Uno con una carta y la otra con un comunicado sobre la casi imposible Ley de Partidos y difícil de bañar primarias. Que abiertas, que cerradas, pero un debate a poco clausurado.

Se sabe que el Gobierno dispone de informaciones de inteligencia y que la iglesia no se queda atrás. Cuenta con el oído privilegiado de la confesión. Un cura se junta con otro cura y ni siquiera en un bar llamarían la atención. Pero una reunión de obispos, aunque bajo techo y en susurro, no pasa inadvertida. Además de que párrocos sueltos, aquí y allá, permitían rastrear el camino.

Declaraban desde el altar y solemnidad aparte, era un coro de lo más afinadito. El Gobierno al parecer tiene obispos de la secreta, se enteró del pronunciamiento antes de que fuera difundido y no es que quisiera matarle el gallo en la funda, pero sí que se supiera que en la funda había otro gallo. Y cantando a la vez y anes de que Pedro se negara.