Sólo sobrevivió la doble vuelta
Nadie afila la cuchilla para su garganta
El tiempo les gana a las reformas y a los proyectos importantes, y ese taponamiento no se produce en las calles, sino en las cámaras.
Nunca 400 metros planos, pero sí vallas.
Los gobiernos y los partidos exigen disciplina legislativa, pero eso depende del asunto. Con el que no convenga siempre se tiene a mano un después. Vergüenza y pudor nunca se dan una vuelta por los pasillos o hemiciclos del Congreso, y senadores y diputados se bufean.
El proyecto de extinción de dominio no avanza a ley porque afectaría a uno que otro del conglomerado que deberá aprobarlo.
¿Cómo pedir que se afile cuchilla para la propia garganta? Las clases no se suicidan, a menos que sean las del año lectivo.
Ese temperamento, esa antigua costumbre, es el principal problema del Diálogo. Nadie quiere meter esos temas dentro de la casa.
El Pacto por la Democracia se hizo a la carrera, en medio de una crisis, pero no fue porque fuera a afianzar la democracia, sino porque no había otra forma de frenar a Balaguer, lo que luego se comprobó cuando las medidas aprobadas fueron dejadas sin efecto.
Solo la doble vuelta sobrevivió.
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