Una Constitución bajo amenaza

Si fuera por los políticos, no existiría...

La reelección es como el rayo que no cesa del poeta Miguel Hernández. Ahora hablan de modificar la Constitución nueva con trucos viejos: juntar las elecciones municipales de febrero con las presidenciales y congresuales de mayo.

¿Y la Junta? Bien, gracias. ¿Y la legislatura reciente? Todavía mejor.

Sorprendida con el propósito, la propia Carta Magna reaccionó con un “pero eso se hizo ya”. Hagámoslo otra vez dijo el senador, dejando claro que el sur también existe.

No lo dijo tanto así, y tal vez no lo diga, pero como antes que peledeísta fuera reformista, pensará que toda constitución se hace para cambiarla. La circunstancia demanda y cada circunstancia manda.

Lo interesante del caso es que más que en ocasiones anteriores, los candidatos a alcaldes, regidores y jefes de distrito menudean, y ese estallido se debe más que todo a que las elecciones serán en febrero.

Como los partidos estarán atentos a mayo, cualquier hijo de vecino podría colarse en febrero. Supónganse uno que apodan Chupa Rabo.

La Constitución quiere que fluya la democracia, pero la mantienen bajo acecho y víctima de todas las asechanzas. Ni con blindarla basta.

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