Una ley para todos los tiempos...

Si no buscan el medio, todo seguirá igual...

Las ideas van fluyendo, y qué bueno, y tantas que a priori puede pensarse en leyes de Partidos y Electoral prodigiosas. Con aportes reales y consensos verdaderos.

Sin embargo, conviene aguantarse un poco las ganas y no pasarse de contento, pues al muy borracho se le hace difícil mantener el equilibrio y bailar con elegancia.

La pista, sin importar que esté seca, mojada o empolvada, será escenario de lamento. El resbalón y la caída no se dejarán esperar.

Por ejemplo, la gente del gobierno debe saber que no siempre será gobierno, y por lo mismo, la de oposición debe recordar que lucha por llegar al poder.

Las circunstancias variarán, aunque sea después del 44, y la oposición será gobierno y el gobierno oposición. La alternancia es ley natural y se le impone a la política, aunque la política no quiera.

No puede hacerse una ley de partidos de gobierno o una ley de partidos de oposición. Los griegos gustaban del punto medio, y por siglos les aprovechó.

La ley de Partidos debiera ser como esos jackets de recambio, que pueda usarse de un lado y del otro. Igual en el gobierno, igual en la oposición.

Sin ventajas para nadie y beneficios para todos.