Una llamada muy complicada...

Todos pudieron oír la fuerte intervención

Los detalles deberán darse más tarde o más temprano, pero el pasado martes se produjo una llamada que sin duda será histórica. Inusual, antológica, preocupante. Sobre todo grave. Ojalá que no marque un antes y un después, uno de esos hitos amargos que empañan el cristal como los limpiavidrios en las avenidas. El pleno de la Junta había regresado de la Editora Corripio, a donde había ido a supervisar el inicio de la impresión de las boletas, cuando sonó el teléfono del presidente.

Castaños dijo me llama Orlando, y el corito fue inmediato y afinado: ¿Cuánto jode este muchacho? Entonces abundó: Ah, es Luis que quiere hablar conmigo.

El candidato del PRM arrancó como vehículo nuevo que se estrena en una pista y no permitió réplica ni explicación ni nada. Eran órdenes o tal vez decretos que adelantaba.

Castaños no acostumbra, pero al darse cuenta de que Luis hablaba acompañado, e incluso le soplaban, puso el speaker, de manera que sus colegas fueran partícipes, aunque fuera de oído, de ese intercambio memorable.

Fue una embestida dura, y aunque se usó una verónica de paciencia, el toro estuvo incontenible. Una verdadera fiera.

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