Una maldad al estilo antiguo...

Si el gobierno le otorga o reconoce categoría política al movimiento Verde, tanto como para creerla real oposición, le haría una maldad al estilo de dioses de la antigüedad. Multiplicaría sus lenguas, confundiéndolas, y sin mover un dedo ni hacer cosas impropias, las cuñas del mismo palo harían el resto. Las actuales credenciales son de movimiento social, pero la política le provoca, y si cambia de naturaleza, su destino se escribiría solo en el cielo.

El hombre, por pereza, no lee ni aprende historia y se ve obligado a repetirla como nueva. Las mejores potencias se pierden en afanes vanos. La coyuntura se presenta ideal.

El gobierno no sabe cómo lidiar con los Verde, pues no es fácil enfrentar una consigna o un sentimiento. Cruzado de brazos los veía marchar con la fresca. Ahora parece que el ánimo cambia, y se impone un sesgo de circunstancia. Si el movimiento es político, la campaña lleva a la contra-campaña y ahí la intriga se pondría la corona.

Como fuerza política, los capitanes no desaprovecharían la oportunidad, y los soldados, sintiéndose tontos útiles, renegarían de esos comandos. Eso por lo menos entiende Adela.