Una oposición que no se siente...

Un precario equilibrio la mantiene unida...

Alguien decía por estos días que la oposición no se siente, y diríase que mejor se sienta. La razón tiene explicaciones, y la verdad dependerá del cristal, y no solo de que se mire,

La calle tiene dueño, y disputar en ese terreno no sería inteligente ni provechoso. Que la enfrente el gobierno, si puede, pues esa serpiente de siete cabezas intentará morderlo. Con un veneno que mata y antídoto escaso.

Igual, para llegar al 20 habrá que doblar muchas esquinas, o esperar que se enderecen solas, ya que a falta de ley, el ánimo y la voluntad deberán hacerlo todo.

La oposición, sin embargo, trabaja, y lucha, solo que sus tropas las dirige el mayor Sigilo, y cualquier acción fuera de reglamento, provoca desazón o desata desorden.

Los grupos viven al tris de una picada de ojo, y el remedio que adelantan a la enfermedad, es el equilibrio. En cada organismo de decisión es mitad y mitad. Cada pájaro vuela con un ala.

Esa por lo menos sería la zapata, y lo malo, dicen, es que la construcción la levantan maestros de obra, que ya fracasaron, y no ingenieros con experiencia en organización.

Arando con caballos, porque ya no hay bueyes...