Una situación incómoda para todos
El morbo y el interés se imponen en este caso
La situación de Yanalán es incómoda desde cualquier ángulo que se la mira. Para él y también para la Procuraduría.
Incómodo vivir con la soga al cuello montado en un caballo que con solo espantarse lo deja colgando como en los tiempos de la Ley de Lynch.
Un trance parecido al condenado en el Pasillo de la Muerte, dependiente del humor de un gobernador cuyo perdón evitaría la ejecución.
Incómodo para el Ministerio Público que quiere meterlo preso, pero no sabe cómo hacerlo o cuándo, y el tiempo pasa y ningún prodigio a la vista.
Existe el rencor de Miriam y la determinación de Yeni Berenice, pero a 10 meses no se aprecia impulso suficiente.
La prueba parecía fácil, pero todavía se queda a deber.
La gente quiere lucha contra la corrupción y saluda y celebra los expedientes. Sin embargo, el morbo y el interés solo piensan en Yanalán.
No se quiso nunca justicia independiente, se calculó siempre venganza independiente. El desquite fue lo primero, lo demás se daría por añadidura.
Si el furtivo sale ileso y no padece lo que se apuesta padecerá, la Procuraduría habrá fracasado, y no habrá juicio que la redima.
La semana dirá.
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