¿Venganza por la Ley de Partidos?

El TC tendrá que hilar fino en la circunstancia

Hacerlo no se vería políticamente correcto en un tiempo en que los desafueros están a la orden del día. No se tendría como apropiado reclamo de verdad, sino burlesco oficio de maldad determinar el por ciento electoral o la significación política de los partidos que consideran una afrenta la Ley de Partidos y la recurrieron ante el Constitucional.

El derecho es el derecho, y al igual que ellos otros particulares, pues a algunos abogados, más que postular, les seduce el figureo.

Sin embargo, inquieta que agrupaciones pequeñas, sin incidencia en las cámaras y que no pudieron influir en el ánimo de los legisladores, ahora puedan disponer a su antojo.

La venganza se aprecia de cerca y de lejos, pero también la injusticia de que puedan estropear el juego quienes no tienen bates, ni guantes, y ni siquiera peloteros.

El Constitucional, que por estos días anda orejón, tendrá que pensarlo muy bien y ser una instancia prudente, pues de sus fallos dependerá que la nueva legislación consiga carta de ciudadanía. No está ni herida y la están velando como muerta, sin que se sepa por ahora si réquiem o responso, o si importa más el pandero que el altar.