Transporte

Entre la crisis sanitaria y la educativa, algunos temas estructurales de la vida cotidiana han pasado a segundo plano en los últimos meses.

 El del transporte, sin embargo, parece enrumbado hacia una ambiciosa transformación que, de ser aplicada en la medida y los plazos que se pretende, puede ser un cambio fundamental para la ciudadanía.

Acostumbrado a tratar el tema de la movilidad desde la perspectiva y necesidades de los erróneamente llamados sindicatos, el país ha perdido décadas de la esperable y natural evolución económica y social. El transporte no ha caminado a la misma velocidad que el desarrollo de otros sectores. Más bien ha sido una retranca. La movilidad de personas y de carga define el grado de desarrollo de un país como pocas otras variables. 

El plan que  esboza el  Gabinete de Movilidad del actual Gobierno y que se ha trazado desde la Presidencia  precisará de enormes inversiones, de la reconversión de un sector casi en su totalidad, de un cambio de cultura de los ciudadanos en su uso y en su regulación. 

Hay que entenderlo en toda su dimensión económica, política y social.