Tránsito
Todo se conjuga para que calles y carreteras conformen una red vial peligrosa sin atisbos de solución cercanos
Sacar vehículos de las calles de las ciudades de República Dominicana parece ser la única posibilidad de que el tráfico se agilice.
El consumo de combustible, la contaminación, los accidentes y la merma de la productividad que provoca la saturación de las vías son problemas graves a los que nadie, ninguna institución, parece haber encontrado remedio.
El aumento anual de vehículos en circulación, junto con la evolución en vertical de las construcciones, satura las calles de los centros urbanos que mantienen unas proporciones pensadas para otra sociedad.
Aparcamiento permitido (o al menos tolerado) en los dos lados de la calzada, motores en las aceras incluso con pasajeros, rutas otorgadas sin licitación a empresas privadas, semáforos mal sintonizados o inutilizados por los agentes, conductores que irrespetan las normas de tránsito y el derecho de los demás... Las ciclovías, además, han demostrado no ser una solución ni para ciclistas ni para conductores.
Todo se conjuga para que calles y carreteras conformen una red vial peligrosa sin atisbos de solución cercanos.
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