Benedicto XVI
No fue tan querido como Juan Pablo II ni tan polémico como Francisco.
No fue tan querido como Juan Pablo II ni tan polémico como Francisco. El papa emérito renunció por motivos de salud, le faltaban las fuerzas, dijo, aunque se especuló sobre sus verdaderas razones hasta su último día.
Considerado como uno de los grandes intelectuales de la Iglesia Católica, el papa Benedicto XVI sentó las bases para perseguir e identificar los casos de pederastia dentro de la Iglesia y tuvo que enfrentar los famosos Vatileaks, aquellas filtraciones que narraban escándalos financieros en el Vaticano. Esas dos cuestiones marcaron un antes y un después en la Santa Sede, y, por lo tanto, en su papado.
Un papado breve, apenas ocho años. Sus tres encíclicas “Dios es amor”, en 2006; “Salvados por la esperanza”, en 2007 y “Caridad en la verdad”, en 2009, fueron muy bien valoradas. Esta última fue una valiente crítica al orden económico mundial y demandaba, en medio de la crisis de esos años, por una justicia social que aliviara la situación de los más pobres.
Tachado de conservador por sus críticos, el papa Benedicto XVI supo abrir las vías que recorre hoy Francisco.
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