Consecuencias
La violencia mostrada por los manifestantes convocados por el diputado Pedro Botello debe ser tomada en cuenta.
En octubre de 2020 fue la primera ocasión en que una turba con el mismo lema atacó al Congreso y a los agentes de la Policía.
Como señala Finjus, cien días después de los hechos la Comisión de Disciplina de la Cámara de Diputados ni siquiera ha rendido un informe de lo sucedido, mucho menos ha impuesto medidas disciplinarias al diputado Botello.
Es ya obligado que el Congreso Nacional, el Ministerio Público y la Policía Nacional investiguen los hechos y se tomen las medidas oportunas y suficientes para que esto no vuelva a ocurrir.
El diputado Botello, claramente, no conoce las funciones de su posición ni el deber que conlleva el compromiso con los votantes que lo llevaron a su diputación.
Que un legislador encabece una turba que agrede a los policías que custodian el Congreso y arroje piedras contra el edificio es inadmisible. Que tenga el permiso tácito -por inacción de las autoridades- para hacerlo, y que no pase nada, es más peligroso todavía.
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