Democracia infantil

La democracia dominicana, lo que eso sea, es tan infantil que todo el mundo tiene que ayudarla.

Si toma un asueto de Semana Santa hay que organizarle un operativo millonario para ayudarla a protegerse y luego hay que traerla de las playas en un “carreteo” para que no se comporte mal y provoque accidentes.

Si vienen las elecciones hay que gastar una millonada para invitarla a votar como si ese no fuera su deber, además de que el llamado tiene que hacerlo el árbitro, la Junta Central Electoral, porque ni eso hacen los beneficiarios del juego que son los partidos.

El tránsito no se organiza por aparatos electrónicos, sino por policías que crean más problemas que los que pretenden resolver y hay que barrerles hasta el frente de sus casas porque nadie tiene la dignidad de hacerlo.

A este pueblo hay que dárselo todo y, por supuesto, eso es música para los oídos de los políticos que aprovechan la situación para enriquecerse a costa de los pocos que pagan impuestos.

Esta democracia infantil es un gran negocio para mucha gente. Es tiempo de ponerle pantalones largos.

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