Diplomacia inteligente

Los Estados Unidos no han dejado de expresar su descontento por la apertura de relaciones diplomáticas con la República Popular China. Desde el anuncio, han sostenido reuniones a todos los niveles, con todo el que ellos consideran puede influir, para quejarse de la nueva situación. El llamado a consultas de la recién llegada embajadora de la nación del Norte, es el último paso.

Aunque el Gobierno quiera mostrar su mejor cara, el gesto no es para tomarlo a la ligera. Podremos utilizar todos los argumentos de derecho internacional sobre la igualdad de los Estados y los de soberanía, pero la verdad monda y lironda es que nuestra relación con los Estados Unidos es totalmente asimétrica, a favor de ellos.

Nuestras autoridades, que viven de los préstamos internacionales, saben lo que significa un cambio de calificación del país. Tampoco ignoran el perjuicio que provocaría la aplicación a rajatabla de los procedimientos aduaneros, todo ello sin modificar el DR-CAFTA.

No obstante, nuestra diplomacia ha dado muestras de defender nuestras posiciones sin renunciar a los intereses de la nación. Llegó la hora de probarlo.