El corrupto por dentro
El dominicano de la calle, que vive violentando las reglas de la ley y de la buena conducta, no cree que es corrupto, pero estas formas de corrupción que llamaríamos menores, son las que crean las condiciones para las del tipo Odebrecht.
Quien viola una fila aprovechándose de su “viveza”, no está preso por el caso Odebrecht porque no encontró el dinero, pero su actitud es la misma: si tiene la oportunidad lo hará.
El que se “come” una luz roja, aparte del peligro al que arrastra a otros, se llevaría todo el dinero que encontrara si tuviese la oportunidad.
Gracias a Dios que nos ha librado de que no estén en posiciones de mando los tantos “jefes” que encontramos en el tránsito y por doquier en nuestras calles, porque serían tan arbitrarios y corruptos como pensamos que son los funcionarios del Gobierno.
En una palabra, no veamos sólo la corrupción en el ojo ajeno, cuando todos la llevamos dentro en los ámbitos en que nos desenvolvemos.
Seamos duros con los corruptos, incluyéndonos a nosotros mismos. Así seremos justos.
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