El Ministerio de la Juventud
La creación de un Ministerio de la Juventud tuvo sus críticos desde el primer día. Se vio como un feudo para empleo para los jóvenes activistas del gobierno de turno, como en efecto ha sido. Los problemas de la juventud son bien conocidos y cada uno de ellos tiene un ministerio correspondiente.
Necesitan (merecen) educación, estudios superiores, trabajo, deporte, cultura, salud, que les presten dinero para sus primeros proyectos... y para todo ello hay un ministerio.
Que los jóvenes necesitan políticas que se fijen en sus problemas específicos es una realidad, pero no necesariamente debe tener rango, nómina, pompa y circunstancia de un ministerio.
Que sean ministras y no ministros los dos últimos ceses es una anécdota.
Lo que es necesario evaluar es la pertinencia de esta dependencia con un presupuesto asignado que bien podría dedicarse a algo más útil. Incluso más útil para la misma juventud.
El Gobierno actual emprendió desde el principio un ejercicio de eliminación de oficinas para evitar duplicidades que encarecen e inflan la nómina pública. Esta podría ser la siguiente.
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