Labor de filigrana

La Junta Central Electoral tiene que tomar decisiones porque su misión ineludible es realizar, de la mejor manera posible, las elecciones previstas en el calendario electoral y de primarias de cara al 2020.

Pero no puede olvidarse de sus “clientes”, que no son otros que los partidos políticos, protagonistas de los eventos comiciales y “parte interesada” en todo lo que los afecte, positiva o negativamente, en cuanto a las elecciones.

Mantener ese equilibrio es un asunto delicado que requiere de una mano firme envuelta en un guante de seda.

Los partidos, como jugadores versados en el tema electoral, tratarán por todos los medios de arrimar brasa para su sartén. La Junta, como árbitro imparcial, tiene el deber de propiciar un clima objetivo que facilite el desarrollo del juego. No puede dejarse intimidar o engañar por los partidos, pero tampoco puede dejarlos de lado.

Hay tanto envuelto en estas elecciones y el clima de confianza se ha deteriorado tanto, que mantener el justo medio será una labor de filigrana.

Estamos seguros de que esta Junta tiene la serenidad para lograrlo.