Las descalificaciones

En este país se ha creado una cultura de la descalificación que está minando las esencias mismas de la institucionalidad democrática.

Si el Alcalde toma una acción, se le descalifica alegando que por qué no hizo la otra; si no la toma, se le descalifica porque no hizo nada. Si la prensa publica una nota, es porque se vendieron a uno; si no la publica es porque todos han sido comprados por los intereses políticos o privados.

Ni personas ni instituciones se salvan del “chapeo bajito” que hacen los enemigos de la democracia dominicana que, con todas sus imperfecciones, nos ha dado libertad y muchos han prosperado en ella, aun los que dicen que no lo han hecho.

No se salva nadie. Ni siquiera el Cardenal, como se vio recientemente.

Pareciera que la idea es crear un país donde nadie valga nada para que los que realmente no hacen ni dejan hacer, puedan rumiar sus complejos.

Es la fábula que se cumple a sí misma.

Una respuesta es no hacer caso, pero eso reduce los niveles de sensibilidad que son necesarios para el perfeccionamiento de la sociedad. Que ladren...