Lo que sabemos...

Sobre el narcotráfico sabemos todo lo que tenemos que saber: que hay gente de “cuello blanco” metida en ese negocio, ya sea como traficante o como lavadores de activos; que hay gente de las Fuerzas Armadas y de la Policía y ya hemos tenido muertos y presos para confirmarlo; que hay muchísima gente en los barrios que vive de la comercialización de la droga, al punto que algunos creen que es una actividad que debe ser protegida por la ley económica de la “distribución del ingreso”; que hay jueces que han cobrado para soltar narcotraficantes y otros que les han salido huyendo; que en las cárceles viven bien y siguen negociando; que mantienen muchísimos negocios en los que nadie ha visto un cliente nunca y que muchos de ellos son consumidores compulsivos de joyas, autos lujosos, “chapeadoras” y apartamento en las mejores torres... Y el cuento puede seguir.

El problema no es lo que sabemos, es lo que vamos a hacer con lo que sabemos. ¿Cuántos “cuellos blancos”, lavadores, militares y policías de alto rango, jueces y altos traficantes van a ser juzgados y condenados ejemplarmente? Ese es el punto, y no de drogas.