Multas del pasado

Uno de los grandes problemas del desarrollo dominicano es que se sigue pretendiendo resolver los problemas del presente con métodos del pasado.

El caso de las multas de tránsito es un buen ejemplo.

Aparte del enfado porque le pongan una multa, el conductor tiene que ir a pagarla a un banco y luego dirigirse a las oficinas de la Autoridad Metropolitana de Transporte para que le acrediten el monto. Si no lo hace, la multa seguirá apareciendo en su expediente.

Ir a AMET es perder un día y quizás más, aparte del tiempo que ya pasó en las interminables filas del banco. Es un desperdicio de tiempo y una pérdida para el Estado.

Los funcionarios encargados de la recaudación parece que desconocen que aquí se puede pagar todo por internet, por banca electrónica, por tarjeta de crédito y por mil formas más que economizan al usuario tiempo y molestias.

Parece que desconocen también la existencia de las redes informáticas.

Pensemos moderno. Facilitemos las cosas al contribuyente y solamente molestemos al que constituye un peligro en las calles.