No nos perdamos...

Es muy fácil montarse en la alharaca del carro triunfal de moda y pedir una compensación a Odebrecht y prisión para los que resulten responsables de verdad.

Eso está bien y hay que hacerlo, pero es la parte menor del asunto.

El caso Odebrecht tiene el calado para hacer algo más positivo y duradero por la sociedad dominicana.

Debe ser el punto de partida para un cambio radical en el funcionamiento de las instituciones públicas.

Si solo logramos unos cuantos millones y un par de presos, habremos logrado muy poco, casi nada en términos de lo verdaderamente importante para el país.

El caso Odebrecht es una oportunidad de oro para institucionalizar procedimientos, para marcar un antes y un después en la conducta de los funcionarios públicos y para el arranque definitivo de la independencia judicial, entre otros logros.

Es la ocasión con más peso para que toda la sociedad reciba el mensaje de que las cosas van a cambiar en el país, que se respetará al ciudadano y que nadie está por encima de la ley.