Presiones buenas y malas
El país político ya está metido de lleno en la refriega electoral dentro de las especiales condiciones que nos imponen las circunstancias del coronavirus en el país real.
Cada candidato está haciendo su campaña de la manera que entiende le puede ganar favor en el electorado mientras que, al mismo tiempo, presiona a la Junta Central Electoral.
Las presiones a la JCE son de dos tipos: primero, aquellas propuestas que buscan rodear al escrutinio de las mayores garantías. Esas deben ser escuchadas.
Las otras, las que lo que buscan es fastidiar, crearles tareas a las autoridades electorales que saben no pueden cumplir o no conducen a nada, deben ser descartadas.
Sobre este último punto es donde la opinión pública sensata tiene mucho que decir, pues desde que los partidos vean que este método no les da resultado, jugarán su verdadero papel.
A partir de este momento es que los candidatos y sus estrategas tienen que pensar con cabeza fría, sabiendo que la gente comienza a sospechar del que se queja mucho: huele a derrota.
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