Préstamos

Todos los años, el Congreso anuncia la aprobación de préstamos para que los ayuntamientos y otras instituciones del Estado puedan pagar la regalía a sus empleados. Y se presenta como una buena noticia.

Es una buena noticia para el empleado que espera esta entrada de efectivo para poder celebrar las Fiestas con más desahogo o saldar algunos problemas.

Pero las autoridades deberían pensar bien el significado de esta “tradición”: los ayuntamientos y entidades autónomas que lo solicitan no saben administrarse, y esperan siempre que “papá Estado” les saque de los problemas.

Sin disciplina administrativa, y guardar las provisiones para el doble sueldo es elemental, no tenemos la esperanza de que las nóminas infladas, las nominillas, los desajustes presupuestarios sean un mal recuerdo en las administraciones municipales.

Los ayuntamientos administran mal el dinero de los contribuyentes, de sus munícipes. Esa es la realidad del préstamo anual para la regalía navideña.