Restauración, ¿de qué?

Un día como hoy, hace 154 años, un puñado de valientes izaron el pabellón nacional en las colinas del Capotillo español iniciando el movimiento de la Restauración de nuestra independencia.

En 1863, todo conspiraba contra el éxito de esa empresa: teníamos poca población, éramos casi todos analfabetos y pobres, estábamos mal armados y luchábamos contra un ejército colonial bien equipado y mayor en número.

Sin embargo, los restauradores contaban con uno de los principales valores guerreros: la voluntad de triunfar. Para el logro de sus propósitos se incendió a Santiago y se peleó en campos y ciudades, pero nunca desmayaron.

A 154 años de distancia, qué tenemos la obligación de restaurar.

Sin duda que el mejor homenaje que podemos tributar a los héroes y mártires de la gesta es restaurar nuestra confianza en los destinos del país y en nuestro propia suerte, trabajando en favor de un país más justo, con ciudadanos probos y respetuosos de la ley, que participan con las armas del derecho y la razón en la construcción de una sociedad más humana.