¿Y la avenida?

El Gobierno se ha embarcado en buenos planes de recuperación del entorno de las familias que viven a las orillas del río Ozama, lo cual ha recibido el aplauso de todos, pero no se ha hablado del requisito primordial de toda solución al problema que plantean los asentamientos humanos a orillas de los ríos.

Todas las ciudades importantes que tienen ríos que las cruzan (casi todas en el mundo porque al fundarse no tenían acueductos y necesitaban agua para cubrir sus necesidades), han protegido el río con avenidas que no solo facilitan el tránsito sino que aumentan el valor de los terrenos cercanos a la fuente. Es una estrategia en la que todos ganan.

Aquí se comenzó un proyecto para suplir esa carencia pero fue ahogado entre las demandas de los “vivos” y el poco interés del Gobierno por crear ruidos, pero ese proyecto es tan o más importante que el traslado definitivo de las familias.

Las avenidas que protegen el río preservan el acuífero, crean nuevos negocios que, a su vez, generan más impuestos y no impiden el traslado de las familias. Háganlo bien.