El Espía

"¡Como cambian los tiempos, caballeros!", se escuchó una voz al momento que Manuel Zelaya entró al salón del hotel donde ayer celebró una rueda de prensa. En nada se parecía al de la Embajada de Brasil en Tegucigalpa. Esta vez, sonriente, con buen semblante, semejaba una estrella de cine. Llegó sin su inseparable sombrero, lo que ayudó a que saludara con un beso, sin dificultad, a casi todas las periodistas.