El tabaco

El mundo conocido entonces descubrió el tabaco cuando los descubridores lo llevaron a Europa desde esta isla que llamaron Española, y por mucho tiempo el tabaco fue vicio, medicina, canción y fantasía.

También fue uno de nuestros principales productos de exportación, al punto que Pedro Francisco Bonó lo llamaba “el padre de la patria” por la cantidad de empleos y de riqueza que generaba entre todas las clases sociales.

El tabaco fue preocupación del Gobierno, que creó un Instituto para promoverlo y protegerlo y, por accidente, fue propietario de un emporio tabacalero.

Ahora quiere venderlo, lo que no está mal, pero ofrece la más baladí de las excusas: que el tabaco hace daño a la salud.

La medicina ha probado que eso es verdad, pero que el Gobierno dominicano se enterara ahora, solo mueve a risa.

Si aplicáramos esa nueva consigna del Gobierno, debería también prohibir la exportación de tabaco en rama y de cigarros, rubros en los que somos de los primeros en el mundo y que producen más de 600 millones de dólares y cientos de miles de empleos en zonas francas y agrícolas.

Debiera cerrar el Instituto del Tabaco, prohibir la importación y fabricación de cigarrillos y si seguimos en el afán saludable, prohibir todos los productos “que hacen daño a la salud”, incluyendo la carne roja, los embutidos, el ron, todo lo que produce triglicéridos, diabetes, y paro de contar.

¿No podemos ser menos ridículos? ¿Quiere el gobierno más desempleo? No jodan, ombe.