España: ganó la política a la anti política

Ahora bien, es el descrédito de los políticos y su ineficacia para resolver los problemas más apremiantes de la gente, lo que conduce a una demanda ética de la política.

La mediocridad ha arropado de tantas formas la vida pública que muchos confunden la política con la politiquería, la negociación con hacer negocios, el diálogo con la rendición, e incluso entienden como virtud la anti política, confundiendo los medios con los fines. Y es que introducir la dimensión ética a la política es hacer política, mientras otros apegados a “la moral” intentan exorcizar la política con la anti política para eliminar sus males, dando así una aproximación fascista a la construcción del poder y la gestión pública, percibiéndose la anti política como el remedio definitivo para la gestión transparente y funcional de la res pública. Grave error.

Dice Antonio Escohotado que “el imperio de la mediocridad surge de los regímenes totalitarios, pero la mediocridad capitalista es la mediocridad que trae la prosperidad... y de la prosperidad es que surge el comunismo”.

Pedro Sánchez ha ganado las elecciones en España porque logró ensamblar un proyecto nacional —de mayorías amplias y transversales—. Sin ser nacionalista atrajo a los nacionalistas, sin ser de derecha, atrajo a la derecha. Sin ser de extrema izquierda, moderó y logró atraer a la izquierda. Esa extrema izquierda que en su crispación se inventa una extrema derecha para sobrevivir y así encontrar con quien exorcizar sus propios fantasmas. Sánchez se desembarazó de la mediocridad de sus primeros años y jugó sabiamente a la política, mientras España veía morir el bipartidismo.

Y es que “en estos tiempos duros del populismo de los arrogantes, la moderación y la templanza pueden ser la mejor arma para resistirlos y derrotarlos. La moderación es, hoy, la más progresista de las actitudes: la que cree en la razón ponderada como nervio de la política.” Afirmaba recientemente Antonio Gutierrez-Rubi.

En estos tiempos confusos, gracias al fracaso estrepitoso de Venezuela, se ha satanizado el termino socialista, incluyendo el socialismo democrático. Sin embargo, Sánchez y sus aliados construyeron un camino de moderación, para construir un proyecto de poder más incluyente de éxito electoral. Ahora falta por ver, si logra gobernar con igual equilibrio y moderación.

Norberto Bobbio dedicó uno de sus últimos libros al elogio de la templanza, entendida como lo contrario de la arrogancia, la vanidad y el abuso de poder, Pedro Sánchez, estudioso de Bobbio, se inspiró en este y se reinventó. Se dio cuenta que en política lo importante es crear nuevas realidades.

Junto al PSOE adoptaron un estilo moderado que contrastó con la crispación de sus competidores electorales. Y hay que reconocerlo, Pablo Iglesias, al menos en el último debate, demostró igualmente una temperancia digna de estadista. Ojalá sea una moderación autentica y profunda, no un simple ensayo electoral. De lo contrario, España se encamina a “su noche oscura del alma”.

Otro ganador indudable ha sido Ciudadanos, logrando en términos de votos prácticamente un empate técnico con PSOE, no obstante, su error de querer competir con la extrema derecha, dejándose arrastrar por el dramatismo. Evidentemente Albert Rivera necesita madurar. En su última aparición en el debate fue penoso, díscolo. Ahora bien, el futuro le sonríe a Ciudadanos, y a partir de ahora están llamados a liderar la oposición. Su oportunidad está en saber escapar de la anti política como razón de ser de la política. En otras palabras, su oportunidad como oposición no está en el deterioro ni en el agotamiento de un orden consolidado, incapaz de responder a las demandas sociales del ciudadano, como haría cualquier populista de la anti política, sino en fortalecer ese orden y ese sistema. Eso los consolidará como centro derecha responsable con auténtica vocación de poder.

Ahora bien, es el descrédito de los políticos y su ineficacia para resolver los problemas más apremiantes de la gente, lo que conduce a una demanda ética de la política. Y esa tarea es la más urgente pues de no hacerlo se fortalecerán los populismos de izquierda y de derecha, la anti política como “virtud” y las locuras revolucionarias como camino.

Nelson Espinal Báez. Associate MIT-Harvard Public Disputes Program at Harvard Law School.

Nelson Espinal Báez Associate MIT - Harvard Public Disputes Program at Harvard Law School. Presidente Cambridge International Consulting.