La Declaración de Punta Cana

Se trata, sin duda, de un reconocimiento manifiesto a nuestro liderazgo en el sector a nivel regional.

La Cumbre de Ministros de Turismo de las Américas, celebrada el pasado viernes en Punta Cana, es un acontecimiento de singular trascendencia para el país por muchas razones. La más importante consiste en que la Organización Mundial de Turismo (OMT) decidiera realizarla en nuestro principal polo de atracción turística. Se trata, sin duda, de un reconocimiento manifiesto a nuestro liderazgo en el sector a nivel regional.

Esa posición de liderazgo fue reconocida de manera enfática por el Secretario General de la OMT, Zurab Pololikashvili. Afirmó el Secretario General: “República Dominicana demostró su liderazgo y para mí es uno de los mejores ejemplos a nivel mundial, no solo para las Américas, para iniciar el turismo, para tomar decisiones y cumplir protocolos sanitarios.”

No es una apreciación furtuita. La industria turística ha sido, durante las últimas décadas, el sector más pujante de nuestra economía, y si bien el mayor flujo de pasajeros que anualmente nos visita proviene de los Estados Unidos, lo cierto es que somos un atractivo de primer orden para ciudadanos de un número cada vez más creciente de países.

Para que se tenga una idea precisa de la centralidad del turismo en República Dominicana, según un estudio reciente del Banco Central “la tendencia en la llegada de visitantes ha significado ingresos de divisas al país por concepto de turismo por más de US$58,000 millones entre los años 2010 y 2019, recibiendo solo en 2019 un monto ascendente a US$7,468.1 millones, es decir, el 8.4% del Producto Interno Bruto (PIB)”. Este resultado le otorga a la República Dominicana la posición cimera en la región del Caribe Insular y Centroamérica. Cabe destacar que los ingresos por turismo representaron un 36.4% de las exportaciones de bienes y servicios durante el año 2019 (www.bancentral.gov. do/a/d/5003-importancia-del-turismo-en-republica-dominicana)

En materia de inversión extranjera directa destinada al turismo, durante idéntico período 2010-2019, ella alcanzó el monto de US$4,911.2 millones, equivalente al 19.4 del total recibido en esos años. En su estudio, el Banco Central destaca el “aumento notable del aporte de este componente respecto al total durante la última década, al pasar de una ponderación de 8.9% en 2010, a un 29.3% en 2019.”

Todo lo anterior ha sido posible por el sostenido incremento del ingreso de turistas al país durante las últimas décadas. Sobre el particular, el estudio del Banco Central bajo comentario nos recuerda que en el año 2019 al país ingresaron un total de 6,446,036 pasajeros no residentes, equivalente al 17% de todos los visitantes del Caribe Insular y Centroamérica, lo cual consolida una posición de indiscutible liderazgo del país en la región.

Cuando uno mira la apuesta estratégica del Gobierno del presidente Abinader hacia el sector turismo como motor de la recuperación económica post-Covid, entiende mejor la relevancia de que uno de los puntos de la Declaración de Punta Cana sea “adoptar y difundir protocolos internacionales unificados de bioseguridad y facilitación de viajes para el reinicio del turismo de forma segura, expedita y con altos niveles de calidad”; y el llamado a asumir “la responsabilidad y compromiso de todos los gobiernos y las organizaciones internacionales de brindar apoyo al turismo” para garantizar su “recu- peración rápida, efectiva, segura y sostenible”.

Los países firmantes están conscientes de que para ello se precisa de la adopción de “políticas nacionales e internacionales y aumentar la coordinación en todos los sectores y entre las fronteras, para restablecer la confianza de los viajeros y del entorno empresarial, estimular la demanda y acelerar la recuperación del turismo”.

Que en un momento de tanto desasosiego y lúgubres pronósticos para la economía planetaria, nuestro país haya sido la sede de un evento pensado como una iniciativa de virtual relanzamiento del turismo debe movernos a orgullo. También a calibrar la magnitud de la oportunidad que ello nos abre, así como las responsabilidades ciudadanas e institucionales que la misma impone.

Es preciso arreciar los esfuerzos para que la gente acuda masivamente a vacunarse y, en paralelo, redoblar del compromiso-país con el Gobierno para garantizar que las vacunas sigan fluyendo en tiempo oportuno, de manera que podamos alcanzar la inmunidad de grupo que nos haga confiable como destino para los turistas de países que, como Estados Unidos, están a la vanguardia en el proceso de vacunación.

Es tiempo de aunar todos los esfuerzos, la inteligencia y la energia institucional en aras de combatir la pandemia, como precondición para que el aprovechamiento de la oportunidad que la Declaración de Punta Cana nos ofrece. Es mucho lo que se precisa en términos de apoyo ciudadano y compromiso institucional. No se trata solo de que acudamos a vacunarnos. Se trata, además, de que las instituciones centrales del sistema político: Congreso y Tribunales de Justicia, también asuman como parte de su compromiso el compromiso del Gobierno con la recuperación.

Una de las formas en que lo anterior se ha expresado en el tiempo es, por ejemplo, en la flexibilización, a nivel sobre todo de altas cortes, de los parámetros de interpretación de normas constitucionales y legales en materias que toquen cuestiones claves del proceso económico. Los momentos históricos, siempre ha sido así, modulan los criterios interpretativos de los tribunales de justicia.

Es un momento para las “cortes colaborativas”, para usar la feliz expresión desarrollada por el profesor Mark Tushnet cuando analizaba, hace más de quince años, la relación de la Corte Suprema de EE.UU. con el Ejecutivo de Franklin Delano Roosevelt. Esa Corte, en principio reticente a las iniciativas legislativas del New Deal, terminó siendo una pieza clave en su implementación.

Considero que en nuestro país, la circunstancia de la pandemia y sus secuelas podrían, o acaso deberían, contribuir a modular algunos criterios de interpretación en temas relacionados con las iniciativas económicas de la recuperación que tiene en temas como el turismo, la inversión extranjera o el régimen de concesiones de obras, algunos de sus componente de primer orden. Aprovechemos la oportunidad.