Negociación política es anticipación estratégica

Una vez el presidente Danilo Medina se vio obligado a no insistir con la reforma constitucional y este tomar la palabra en el Comité Central como en efecto lo hizo, era la oportunidad de oro del expresidente Leonel Fernández de construir el puente de plata.

La respuesta la dio el ministro Ramón Fadul al afirmar en forma de cuestionamiento y de reprimenda: “Había acuerdo de dos voceros, de dos bloques... que el presidente Fernández iba con una turba hacia allá. Ellos rompieron toda clase de acuerdo. El centralismo democrático impone que lo que dice la mayoría se impone y la minoría se somete a la mayoría”.

Desde su punto de vista, el pacto lo rompió previamente el expresidente Leonel Fernández cuando tomó las acciones públicas, fuera del partido, contra la reforma constitucional. Acciones que evidentemente fueron efectivas, aunque no eficientes, por lo que la decisión de la Cámara de Diputados es una consecuencia. Y el motivo para el control de los recursos. Se denomina escalamiento del conflicto.

En lo que respecta al grupo del presidente Danilo Medina es, en esta última decisión, un escalamiento pensado. No reactivo. Previamente es el propio presidente Danilo Medina quien toma el micrófono en el Comité Central de su partido y propone votar en bloque por todos los precandidatos, evitando así que se eligieran uno a uno y que al expresidente Fernández le contaran sus votos en dicho comité, a lo que sus seguidores se oponían abiertamente. Igualmente, que fuera humillado, y no alcanzara los votos suficientes, pues a decir de los entendidos su representación en dicho comité no llega al 33% que los estatutos de su partido requieren para aprobar su precandidatura a la presidencia y que en un acto de “constricción política” de sus compañeros del Comité Central aprobaran la misma con un mínimo de votos.

No dejar pasar a Fernández en el CC hubiese sido una mezquindad. Además, una torpeza, como explica Felipe Ciprián. “Los danilistas tendrían que ser los tontos que no son para aplicarle la mayoría mecánica que tienen en el Comité Central del PLD para excluir in limine litis a Leonel de la competencia por la candidatura, porque si hubiesen hecho eso le regalaban un candidato hecho ¡y que candidato! a los Partidos de los Herederos para entrar al círculo de los que reciben el 80% del dineral que pagamos los contribuyentes...”.

Ahora bien, el discurso ante la nación de Medina y sus palabras en el Comité Central le dieron a Fernández una oportunidad que no supo aprovechar: renunciar a que su grupo presidiera la Cámara de Diputados y con ello se orientaba a:

– Evitar lo que realmente sucedió y le enrostraran lo que el ministro Fadul le enrostró. Aunque con ello se presente como víctima del poder, el hecho de que lo vencieran y le enrostraran su responsabilidad como lo hicieron, evidencia que está a la defensiva y que no fue capaz de orientarse a alcanzar su objetivo mayor.

– Lo más importante, se orientaba a la distensión interna del conflicto, allanando avenidas de concertación. Esto así, porque internamente han estado orientados a ganarle al “danilismo” y, en efecto, respecto a la reforma constitucional lo lograron. Pero ganarle al “danilismo” no es ganar la presidencia de la República. Ganar versus ganarle, es una confusión típica en estos procesos.

¿Acaso el “leonelismo” pensaba que, en estas circunstancias, le iban a permitir controlar esos recursos y ese poder del estado?

¿No era más inteligente entregarla como símbolo de reencuentro?

¿Qué perdían entregándola como símbolo de unificación versus qué perdieron cuando se la quitaron como evidencia de la prolongación del conflicto?

Una vez el presidente Danilo Medina se vio obligado a no insistir con la reforma constitucional y este tomar la palabra en el Comité Central como en efecto lo hizo, era la oportunidad de oro del expresidente Leonel Fernández de construir el puente de plata. Renunciando a que su grupo presidiera la Cámara de Diputados se creaban y abrían nuevas posibilidades.

Entre ellas, el expresidente Fernández evitaba lo que sucedió, evidentemente una derrota que complica su objetivo estratégico. Es mejor ceder poco, para ganar mucho.

Para todo esto se requiere gran humildad.

La política no es una película con principio y fin. Mas bien es una telenovela, con mucho drama, muchos capítulos y múltiples posibilidades, donde en ocasiones, el final no se escribe una vez, sino que lo reescriben muchas veces.

Al que reacciona, le escriben el guion. El que responde, lo escribe.

Nelson Espinal Báez Associate MIT - Harvard Public Disputes Program at Harvard Law School. Presidente Cambridge International Consulting.