El rebrote: una anunciada crónica

Reza un dicho popular: “Al que mucho se mueve, se le bota el caldo”. Esto es lo que se percibe con el rebrote por COVID-19 en el Gran Santo Domingo (GSD). Y es que el aliento de libertad y la apertura que tiene el país, desde mi punto de vista, son los principales indicadores para el revés que lamentablemente vivimos en este momento.

Desde el pasado lunes, las autoridades confirmaron el aumento de casos de contagios en la capital; sin embargo, la situación también comienza a multiplicarse peligrosamente a nivel nacional.

Como decía hace algunas semanas, la flexibilización de las medidas han sido tales que tenemos libre tránsito hasta las 12:00 de la noche, pero todo el mundo sabe que desde hace un buen tiempo ya no hay retenes a partir del inicio del toque de queda.

Pero más peligroso aún, viene dándose la siguiente fórmula, quizás inadvertida para muchos, pero observada por otros como yo: a partir de los jueves, baja la cantidad de personas en los puestos de vacunación y aumenta la afluencia de personas a los centros de diversión, sin distingos de la clase social. Esto, irremisiblemente nos conducirá al aumento de contagios.

Suman catorce los estados de excepción solicitados por el Poder Ejecutivo y aprobados por el Congreso Nacional. Así las cosas, los primeros, conllevaron medidas realmente restrictivas; pero los más recientes...

Ante la imperiosa necesidad de que, en vez de aumentar, baje el nivel de contagios y se eleve el número de inmunizados con primera y segunda dosis, el Gobierno tome acciones urgentes para que los buenos resultados que llevábamos hasta el momento puedan ser recuperarlos en tiempo récord. Somos un país pobre y vivimos del servicio, el turismo es el principal rubro en esa escala. Es preciso que enviemos buenas señales a los mercados emisores de visitantes internacionales, para que ese motor de la economía vuelva a encender a toda capacidad. Cada uno de nosotros está en el deber de actuar conforme los mejores intereses de la nación que, en pocas palabras, debieran ser los intereses de cada uno de nosotros.