Incertidumbre

Además de su estela de muerte y destrucción en los márgenes de la pobreza, "Isaac" ha dejado un sentimiento difícil de manejar: la incertidumbre.

Si eso fue con una tormenta, ¿qué nos pasará cuando un ciclón bata el territorio? ¿Qué ha sido imposible de corregir, que siempre son los mismos damnificados, los mismos servicios básicos por los suelos, los mismos fallos de construcción, de organización, de previsión?

¿Estamos resignados a que los problemas se han enquistado y nunca tendremos el cirujano capaz de extirparlos? ¿Hemos aceptado como inevitable la corrupción o la incompetencia, o que no haya luz, o que la ciudad esté siempre sucia, de la misma manera que nos parece inevitable que la gente siga viviendo en los márgenes de los ríos?

La incertidumbre es angustiosa. Paraliza la acción, deprime el ánimo, nubla el entendimiento. Y en esa fase estamos en muchos órdenes de la vida diaria.

¿Qué nos va a traer la reforma fiscal, cómo la vamos a encajar? ¿Con qué nos van a salir? ¿Por qué, cómo hemos terminado con un gabinete calcado al anterior, si lo que se nos ofreció era una renovación?

¿Qué va a pasar, cómo vamos a superar ese déficit de más de 100,000 millones? ¿Vamos a tener siempre una clase política esencialmente frívola, incapaz de entender que su forma de administrar el Estado ya no da para más? Como cuando pasa una tormenta... ¿todo se repite? ¿No hay otra salida?

IAizpun@diariolibre.com