La dicha relaja los controles

Hasta Karim se coló por los buenos números

Una cosa no tiene necesariamente que estar relacionada con la otra, pero hay dos situaciones que vuelven a darse como si fueran mellizas.

El gobierno recuperó los niveles de simpatía de sus inicios, pero al mismo tiempo los compañeros han vuelto por sus fueros.

Cuando la reforma, y como movimiento lógico y natural, los porcentajes de aceptación en las encuestas bajaron. No fueron caídas estrepitosas, pero sí para tomarse en cuenta.

Al mismo tiempo cesaron las visitas al Palacio y la persecución afanosa de los funcionarios en condiciones de recomendar o dar empleos.

Carlitos se estuvo echando fresco con las dos manos y José Ramón caminaba los pasillos sin que fuera sorprendido y mandado a parar.

El trance era interesante, pues por un lado había preocupación, ya que a ninguna administración le conviene perder aprecio, y por el otro eran como unas vacaciones.

Ahora, y sin que se tengan claras las razones, al regresar una, trajo de la mano a la otra. Los altos números y el acoso de la gente.

Y el fastidio es tan grande, y los controles se relajan, que hasta el príncipe Karim se coló.