Las masas fueron saciadas...

El caldo político estuvo tan bueno como el de verdad

Lo bueno del campo es que todo se resuelve con comida, y aunque la idea es darse una "jartura", siempre se habla de un puerquito, un chivito, un sancochito.

Los seguidores de Hipólito lo que querían era que este se definiera respecto a la candidatura, que dijera claro y pelado si iba o no a presentarse. Entendían que Luis estaba ganando mucho terreno, y a Hipólito se le estaba haciendo tarde para ablandar habichuelas. Lo del Partido Humanista disparó la alarma.

El muchachito se estaba saliendo del tiesto, y la sociedad civil estaba dispuesta a jugar donde fuera, a irse alante, e imponerse en la partida.

Se les decía que ayer, que mañana, que pasado, y nada.

De ahí que al ser convocados, ninguno quiso quedarse, y esperar a que los compañeros, al regreso, les contaran. A la loma subió más gente de la prevista. Calcularon doscientas y dicen que se aparecieron quinientas.

Eso fue importante, pero lo más significativo fue que esa masa fue satisfecha como en la bíblica repartición de los panes y los peces. De entrada se picó puerco asado con casabe, y de salida un sancocho con mucha carne.

A la manera y gusto de Tubérculo Gourmet.