Lecciones de un caso
El mazo de la Justicia ha caído sobre los imputados en el caso Jordi Veras, pero el asunto no ha terminado, pues de seguro los condenados apelarán, y seguiremos viviendo una tragedia que parecía comedia bufa.
Todo comienza con un preso que, desde la cárcel, acusado de otro horrendo crimen, es capaz de organizar una banda criminal, de financiarla, y mantener contacto con ella por diversos medios. Algo falla en el sistema penitenciario.
Luego están los ardides que son culpa de los jueces. Los abogados pueden sacar todos sus conejos del sombrero de los trucos, pero es deber del juez, cuando es verdaderamente juez, garantizar el debido proceso de los imputados, pero también los derechos de los afectados. Que a esos trucos se sumaran defensores públicos, no hace más que agregar afrenta al Servicio Judicial en su sentido más amplio.
Es evidente que sin la presión de la familia Veras, y el apoyo que encontró en la ciudadanía sensata y la prensa, el caso Jordi fuera un expediente más en el gran zafacón de la ignominia judicial.
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