Bosch y Martin, desbordados por los acontecimientos (1 de 2)

Leonel Fernández acierta y sorprende al escoger a Clío para conducir desde el Olimpo una conversación entre dos sujetos relevantes de la historia dominicana posdictadura: Juan Bosch y John Bartlow Martin.

Luciano de Samósata puso a dialogar a los dioses griegos en un espacio lúdico y paródico, donde Ares lanzaba cuerdas desde el cielo y Hermes le reprochaba sus ligerezas; donde Zeus, rey de todos los dioses, mostraba su capacidad de transformación, Hefesto hablaba de cosas banales, y Poseidón se lamentaba de tener que esperar por una audiencia con Zeus. Y, entre ellas, diosas imperturbables, Afrodita y Selene platicaban sobre temas familiares como cualquier humilde mortal.

Habitantes del Olimpo, la docena de dioses griegos se repartían los saberes y hechuras del mundo desde aquel hogar de divinidades donde el despeñadero humano parecía haber sido concebido para su deleite: el matrimonio y la familia, los mares y terremotos, la guerra y la violencia, el comercio y la retórica; el fuego, el amor, la belleza, el deseo; la música, la poesía; la virginidad y la fertilidad; el hogar y la familia. Y arriba, muy alto, el poder absoluto de Zeus gobernando aquella tropa de dioses magnánimos y ostentosos, con la fuerza del rayo, la fortaleza del águila y el cetro del cielo. Y cabría decir: el padrillo que sembraba hijas en los vientres femeniles convirtiéndolas en deidades que lideradas por Apolo se residenciaban en el Parnaso para proteger la música, el teatro, la tragedia, la danza, la poesía, la lírica sagrada, la astronomía, la épica y la historia. Musas de múltiples oficios, que no sólo las mencionadas identificaban la totalidad de sus atributos.

Y, entre todas, Clío, la musa de la historia, dueña del tiempo y de la edad. Con la trompeta que porta en su mano derecha, parece anunciar el suceso histórico y sus pormenores. Con su corona de laureles, indica el camino de la gloria reservado a los escogidos de la historia. Y con el libro de Tucídides en su mano izquierda, recuerda el valor científico de la historia, paradójicamente alejada de mitos y deidades. Al fin y al cabo, ella es la inspiradora y cuidadora de la Historia. Tucídides, el padre de la historiografía científica.

Leonel Fernández acierta y sorprende al escoger a Clío para conducir desde el Olimpo una conversación entre dos sujetos relevantes de la historia dominicana posdictadura: Juan Bosch, que entra en la vida histórica del país dominicano desde un liderazgo construido sobre los débiles cimientos de una democracia en cierne, y John Bartlow Martin, en el rol de policía diplomático del gobierno norteamericano, entonces –más de cinco décadas atrás- turbado, intimidado y casi delirante con el temor del comunismo y el afán de dirigir el concierto de las democracias emergentes de América Latina.

Martin, embajador enviado por el presidente Kennedy a Santo Domingo luego del desmantelamiento de la Era de Trujillo, presenta sus credenciales en 1962 ante el Consejo de Estado presidido por Rafael F. Bonnelly. Luego de completar su misión, sería llamado de nuevo, esta vez por Lyndon B. Johnson, para servir de intermediario en la revolución abrileña. En el ínterin, solía venir a Sosúa con su familia de vacaciones. Y, mucho antes, en 1938, cuando Trujillo tenía apenas ocho años en el poder, Martin publicó un artículo en la revista Ken (“Conquistador en caqui”) que, leído hoy, es un formidable retrato de la dictadura y sus desmanes, una radiografía fidelísima del tirano y de la pobre nación dominicana de la época, y sobre todo, una denuncia en alto relieve de aspectos que, sólo muchos años después, serían examinados por otros autores. Martin era, sin dudas, un conocedor de la realidad dominicana durante la dictadura y este conocimiento se afianzaría con su regreso al país como jefe de misión y como delegado diplomático en dos ocasiones. Por cierto, anotemos que la revista Ken, en la que Ernest Hemingway figuraba como una de sus firmas principales, se publicaría por breve tiempo, apenas durante poco más de un año –entre 1938 y 1939– sobre todo porque el entonces poderoso Comité de Actividades Antiamericanas de la Cámara de Representantes acusó a la publicación de “comunista”.

En 1966, el embajador Martin publicaría su célebre y voluminoso libro Overtaken by events que en República Dominicana no se conocería hasta nueve años después, publicado aquí bajo el título El destino dominicano. Cuando Juan Bosch sale del país, luego de la instalación de Joaquín Balaguer como gobernante, lleva debajo de su brazo izquierdo un ejemplar del libro de Martin. En el aeropuerto de Cabo Caucedo lo despiden dos ministros, enviados junto a una escolta militar por el presidente Balaguer: el entonces muy joven Secretario de Agricultura, Fernando Álvarez Bogaert, y el de Educación, Víctor Hidalgo Justo. Ha de recordarse que el país vivía entonces la resaca de la revolución abrileña y, políticamente, la derrota de Bosch en las elecciones de ese mismo año. En su autoexilio, Bosch leyó el libro de Martin. Tal vez había iniciado su lectura en Santo Domingo, antes de su partida. El ejemplar había sido de Sacha Volman, a quien Martin se lo había enviado con una amable dedicatoria (“En recuerdo de años de tumulto, esfuerzos y afectos”), y de las manos del rumano de Besarabia que tantos roles variados jugó en la vida política dominicana posdictadura, pasó a manos de Bosch. Ese ejemplar, años más tarde, se quedó en poder de Leonel Fernández, a quien Bosch se lo facilita para que escribiese un artículo para el periódico Vanguardia del Pueblo. Una vez concluida la misión por Fernández, Bosch le obsequia el histórico libro, y decimos histórico porque, aparte de los pormenores que relata, desde la visión muy personal y, en muchos tramos, subjetiva, de Martin, el ejemplar citado contiene 411 observaciones escritas por Bosch en los márgenes y, conforme detalla Fernández, “entre esas observaciones había 212 comentarios, 69 expresiones (“mentiras”, “falsedades”, “no es verdad”, “no señor” y equivalentes), 59 veces la advertencia “ojo”, 39 subrayados sin comentarios, 26 veces el empleo de calificativos como “bárbaro” o “exagerado” y 6 llaves sin comentarios”.

Este es el “valor añadido” que tiene el ejemplar de Overtaken by events que lo convierte, sin duda alguna, en un documento histórico. Y ese documento histórico, en poder de Fernández, debía ser conocido, y no es difícil suponer que el autor del nuevo libro sobre el libro de Martin y las observaciones de Bosch –protagonista de la obra del norteamericano– tuvo que plantearse la disyuntiva de cómo compartir con la sociedad lectora, de dentro y de fuera del país, el entramado de observaciones de Bosch colocado sobre el armazón del libro de Martin. Pudo encontrarlo en Clío, la musa de la historia. Y Clío lo condujo hacia el Olimpo para abrir un diálogo entre los dos personajes, reviviendo los acontecimientos que describe Martin y enjuicia Bosch, en ocasiones, recriminando al escritor y diplomático por lo que consideraba sus “mentiras”, y en algunos casos, concediéndole méritos, en función de la amistad que unió a ambos durante un tiempo. Leonel Fernández, en el que es para nosotros su mejor libro, consigue construir un diálogo entre los relatos de Martin y los comentarios de Bosch anotados en el ejemplar citado, siendo “lo más fiel posible a sus ideas, utilizando sus propias palabras o citándolos de forma indirecta mediante paráfrasis”. Pero, para que el diálogo fuera más sustancial y completo, Fernández acude a otras fuentes: de parte de Martin su libro It Seems like Only Yesterday (podría traducirse como “Parece que fue ayer”), documentos desclasificados que contienen escritos de Martin dirigidos a la Casa Blanca, al Departamento de Estado y al Consejo Nacional de Seguridad, y de parte de Bosch, libros de su autoría como “Trujillo, causas de una tiranía sin ejemplo”, “Composición Social Dominicana” y “Crisis de la democracia de América en la República Dominicana”, entre otros, a más de artículos publicados en diarios nacionales y libros de otros autores. Al final, el resultado es exquisito. Un diálogo póstumo que Clío conduce en presencia de varias de las divinidades del mito griego, que encandila al lector y lo lleva de manos de la musa de la historia por el itinerario de enredados conflictos donde Martin relata su visión de la tragedia dominicana de la dictadura y sus secuelas, el golpe septembrino y el drama intramuros de abril de 1965. Y Bosch, aclara, rebate y explica pormenores que solamente pueden ser comprendidos a la luz de la época y de la dura situación que le tocó encabezar en aquel tiempo aciago, terriblemente infausto para la democracia que buscó instalar en su patria, enfrentando la fiereza de los vientos en contra y la desbordada marea que ahogó los intentos de reconstruir la sociedad dominicana después de treinta años de dictadura.

Por ()
Por ()
Por ()
Por ()
Por ()

José Rafael Lantigua, escritor, con más de veinte libros publicados. Fundador de la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo, miembro de número de la Academia Dominicana de la Lengua, correspondiente de la Real Academia Española. De 2004 a 2012 fue ministro de Cultura.