Infelices sin apoyo

Si una camina por las calles de todo nuestro país verá miles de personas pobres y enfermas que no tienen qué comer ni dónde dormir. Por su puesto, abren las manos para pedirte algo y los ves sucios, con problemas mentales, casi desnudos y acostados en las calzadas. Supongo que eso le corresponde al Ministerio de Salud. Por lo cual no sé qué si se ha hecho algo, por ejemplo, para construir un lugar donde internarlos, que no lo hay, pero como esa humanidad ha crecido, habrá que hacer otros muchos. Me decía una monja, que ese recurso humanitario lo pide Dios, y los que están obligados a amparar a esos infelices, que son personas políticos y sobre todo el Ministerio de Salud, que no hace nada, serán investigados en el cielo por todos lo que ya han muerto. ¡Válgame Dios... habrá que verlo!

Las cosas malas no han cambiado en este país. ¿Es que al Ministerio de Salud no le toca trabajar en ello? También muchos hospitales públicos donde pueden ir esas personas carecen de medicina y hasta de comida. Entonces, a pesar de los pesares, habrá que pedir un dinerito para llenar un poco esa fatalidad.

Esas cosas difíciles no las entiendo. Porque para mí y muchas otras personas, dar un pesito nos limpia el alma. Hasta a una gatita que pasa por mi casa cada día, con su voz de “miau, miau, miau...”, yo le doy algo de comida, come, se duerme un buen rato en la calle y luego se marcha como si eso le habría bastado. Ja, ja, ja...

Veremos hasta cuando seguirán los infelices sin apoyo.