La dominicanidad lingüistica

Los dominicanos usamos palabras y frases que causan risa o dan pique. Mire esto: Siquitrilla, tiriquito, boche, lengua e´mime, caco e´locrio, boca e´puerco, aperillar, bofe, jabao, pela e´lengua, apéameuno, agallú, ñapa, corotos, ñáñara, clineja, colín, pique, cuca, tingotalango, boca e´burro, etc, etc, etc. Y solo escribo algunas palabras que al vivir mucho tiempo fuera de aquí me causan risa y algunas no entiendo.

Y de las malas palabras ni qué decir: carajo, hijo de tu maldita madre, vete pa´la porra, esa maldita loca, ojalá se muera, coño, coñazo, pendejo, vete pa´la mierda, etc., hay personas que no las dicen pero de seguro las sienten por dentro. No hay nada malo en ello siempre y cuando se diga como un desahogo, en una discusión, pero que al decirlo no es para matar a un compañero. Si una amiga llega tarde a un reencuentro es probable que la anfitriona diga con la voz a espaldas: Mira esa loca vieja, siempre se retrasa.

No es lo mismo decir matar a alguien que decirle por el teléfono: Ese hijo de la gran puta, ojalá se muera. Porque el que va a matar no lo dice, asecha, busca la ocasión y mata; algo que en nuestro país ha llenado la tranquilidad y el sosiego.

En especial los cibaeños tenemos nuestro vocabulario, pero no están llenos de malas palabras sino decir: poiqué, aguaita y otras tantas palabras que hay que saber entenderlas. Pero los cibaeños, con nuestro lenguaje campesino, parueatero y muy nuestro, nos entendemos siempre y si alguien habla con delicadeza y dice palabras correctas, todo bien. Así somos y así estamos.

Escribí sobre nuestro vocabulario para reírme de nosotros mismos.

Ligia Minaya

Sábado, 15 de Julio 2017