Semana Santa

Ya nos llega la Semana Santa. No importa si crees o no, pero lo que se hace en esos días es irse a la playa, a un país extranjero, etc., etc. Muchos pasan Santa Semana con un corre-corre de aquí para allá. Esto no tiene pecado, se reza, se va a la iglesia o se queda en la casa sin hacer nada o disfrutando de una bebida, durmiendo hasta el mediodía, en fin, que se hace y se deshace.

Lo que yo recuerdo, nacida y criada en Moca, es que desde el colegio en que me alfabeticé se hacían ayunos, algo que a mí me daba un taque-taque, se hacían penitencias y se iba a la iglesia cada día y, lo más importante eran las peregrinaciones, y gente que estaba en silencio el Viernes Santo. Había que caminar rezando en las mañanas, en las tardes, con una María u otro santo y la de Jesús de noche con sus manos atadas y su cabeza envuelta en espinas terribles. Era una noche en que se recorría el pueblo con velas y velones y algunos llorando.

Hoy como hay varias religiones, unas que actúan de un modo y otras de otra manera, y contando con los viajes, la Semana Santa es diferente. Pero bueno, no importa, lo importante es que si no crees en Dios, seas una persona buena, correcta, sin hacer musarañas y sin meter la pata. Lo que sí me llama mucho la atención son las personas que salen predicando en voz muy alta que Cristo viene y muy pronto, y los letreros en los vehículos que dicen que Dios los protege. Fíjese bien. Son gentes que hacen eso sin conocer a fondo lo que es una creencia religiosa y les gusta andar voceando.

Bueno... creas o no creas, la Semana Santa viene. El Viernes Santo es un día de silencio por la muerte de Cristo y el Domingo Santo una fiesta por su resurrección. Es lo que yo pienso y creo, pero haga lo que a usted le dé la gana. Y es que ya no se hace lo que se hacía antes y yo lo respeto.

Vi en los periódicos y en la TV que en un país que no recuerdo, tiraron al fuego a una señora y lo hizo un “sacerdote”. Y ahora un grupo de sus seguidores dicen que si la familia se queja también la tirarán al “infierno”. ¡Dios mío...! Y como se dice siempre, se crea o no se crea, ¡Ampáranos Dios mío! De lo mío, esto es solo un pensar cómo cambian las cosas “en este mundo traidor, que nadie de color se escapa...”.