Tito Rodríguez Canta Boleros Dominicanos

Tito Rodríguez
En la atmósfera libertaria que arropó las calles dominicanas tras la decapitación del tirano, compartiendo la alegría de un pueblo deseoso de respirar a sus anchas y expresar sus sentimientos, aparece en la radio y en los tocadiscos caseros la voz queda y melancólica de Tito Rodríguez.

Con una nueva factura como bolerista -que se confundía a ratos con el timbre de Vitín Avilés-, desde su banda newyorkina de mambos y chachachás antes nos había deleitado soneando Sun Sun Babaé, Me lo dijo Adela, Los Marcianos, Vuela la paloma, Báilala hasta las dos (relanzado en el solar por el Songo Santana), y otros temas picantes de la rítmica antillana.

Nacido en 1923 en la Isla del Encanto, se inició en la música de la mano de su hermano mayor Johnny Rodríguez, trasladándose en 1939 a New York. Allí, el joven cantante y timbalero se vinculó a las orquestas latinas de los catalanes Enric Madriguera y Xavier Cugat (forjados en la matriz habanera), de los cubanos José Curbelo y su Rumba Gallega y Machito y sus Afro-Cubans, así como a la del pianista boricua Noro Morales.

En 1948 Tito Rodríguez, acogido por la creme del sonido latino de New York, lanzó su banda Diablos del Mambo, en el despunte de un ritmo que enloquecería por más de una década a anglosajones e hispanos. Durante los años 50 -en pleno furor del mambo y del chachachá- su banda se disputó el favor del público con las de Tito Puente y Machito, en el célebre salón de baile Palladium.

Bolereando con Tito

"En la vida hay amores/ que nunca pueden olvidarse/ Imborrables momentos que siempre/ guarda el corazón/ Porque aquello que un día nos hizo/ temblar de alegría/ es mentira que hoy pueda olvidarse/ con un nuevo amor". Era la lírica evocadora del pianista cubano Julio Gutiérrez -uno de los arquitectos de la Super Orquesta San José-, eternizada por el decir entrecortado de Tito Rodríguez, en su composición Inolvidable. Grabada en 1963, fue éxito de audición, al igual que Llanto de luna y Desconfianza, otros temas de Gutiérrez.

Las jóvenes parejas se confundían en el abrazo bailable que es el bolero, acompasadas por la cadencia lenta de Tu pañuelo (A. Solís), aquél "que dejaste aquella tarde". Estimuladas por el mensaje retador de Hay que vivir el momento (Miguel A. Valladares), sucumbían ante el excitante dictamen de Tiemblas (Tite Curet Alonso). Tito apelaba entonces a Palito Ortega para decirnos que a él le pasaba Lo mismo que a usted. O se enredaba en el filin de Concha Valdés Miranda, una mujer dispuesta a entregarnos, de su corazón, sólo La mitad. Cara de payaso (H. Barbosa y Luis C. Reis) nos trasladaba al carnaval carioca de máscaras y complicidades.

El vocalista se apoyaba en la bolerística cubana, para reflexionar en tono gris sobre Nuestras vidas (Orlando de la Rosa) y mascullar el amargue masculino en Alma de mujer (Armando Valdespí, quien quiso "con alma de niño"). Declaraba, enfático, Yo no vuelvo a querer o Ya no me acuerdo (Mario Fernández Porta). Pivoteando con los autores mexicanos, más machos, al valerse de La mentira (Se te olvida) de un amenazante Álvaro Carrillo. Para concluir, melancólico, que Esta tarde vi llover (Armando Manzanero), "vi gente correr/ y no estabas tú".

Tito Rodríguez y el bolero dominicano

Tito Rodríguez afirmaba: "No soy un cantante, soy un intérprete de canciones. La diferencia entre mi estilo y el de los demás cantantes es que realmente puedo comprender lo que el escritor de la letra está tratando de decir. De modo que yo siento y canto desde mi corazón." Así consta en un texto del álbum homenaje Un Retrato de Tito Rodríguez, El Hombre, Su Música, Su Vida, editado por su hija Cindy.

Aparte de ser amigo en New York de compositores y músicos dominicanos como Manuel Sánchez Acosta -con quien compartió jornadas de golf-, grabó en los 60's tanto a este autor como a Rafael Solano y Manuel Troncoso. Yo afirmaría que sus versiones de decir estos temas -con su "pujaíto" característico- son verdaderas joyas de colección. He registrado unas 18 piezas: 8 de Troncoso, 5 de Solano, 3 de Sánchez Acosta, una de Bienvenido Brens y otra de Billo Frómeta.

Del médico compositor radicado en la urbe de los rascacielos llevó al acetato Ella es, No me beses más y Por más que quieras. Particularmente estos dos últimos boleros son memorables en su cantar sugerente y entrecortado, grabados el 30 diciembre de 1965 en los estudios de Capitol en esa ciudad, junto a temas emblemáticos de Ernesto Duarte (Ven aquí a la realidad), Fernández Porta, Osvaldo Farrés (Tito Rodríguez Tito No.1, UA Latino). En 1953 incluyó en su repertorio Ay no, no, no, un bolero mambo de nuestro Bienvenido Brens grabado en ese año.

En el caso del maestro Solano, no sólo quedó flechado por sus innovadoras y refrescantes composiciones, sino que le dio título a dos elepés con sus temas, En la oscuridad y Yo soy tu enamorado, seleccionando tres números más de su autoría: Y entonces, Si nadie amara, y Estamos en guerra. En el Lp Estoy como nunca, grabado en New York en 1968 con Leroy Holmes, con arreglos de René Hernández (el pianista de Machito y sus Afro-Cubans) y Ray Santos, figuran Tómame ya, de la autoría del maestro Billo Frómeta y Estamos en guerra, de Rafael Solano.

Con Troncoso, la cosa fue aún más seria. En su álbum Tito Rodríguez and his Orchestra My Heart Sings for You (Mi Corazón te Canta), grabado en New York en junio de 1965, aparecen los cortes Tres veces de amo y El Antifaz. En Tito Rodríguez Yo soy tu Enamorado, con la fabulosa orquesta de Leroy Holmes, producido en 1968, figuran Cállate, Aparición, y Solamente amor. Es una selección casi toda dominicana, pues trae además el tema de Solano que le da título, y otros dos números, uno de éste y otro de Sánchez Acosta, ya referidos. De un total de 10 cortes, 6 corresponden a piezas de autores nacionales.

La saga Troncoso continuó en 1970 en Tito Rodríguez and Los Montemar Esto si está en algo (UA Latino). Allí encontramos Canta Mundo y Tú nombre, arreglos de Rey Santos con el grupo Los Montemar, un acoplado cuarteto vocal de Puerto Rico. "El sonido que surge de Tito y este grupo habla de la esencia de la armonía y la gracia vocal", dice la carátula del elepé, producido por el sello propio Tito Rodríguez Productions (TRS).

El álbum Tito Rodríguez Canta En la Oscuridad (1968), con el respaldo de una orquesta de violines de Leroy Holmes, había sumado otra inspiración de Manuel Troncoso a la bitácora romántica del vocalista boricua, El Fin, reiterando en el aludido elepé conmemorativo el bolero Tres veces te amo, uno de sus hits más impactantes, al igual que los citados números de Rafael Solano.

Otras producciones discográficas a referir son el Lp Tito Rodríguez con la Rondalla Venezolana Nuevamente, que contiene las piezas Y entonces, que encabeza la selección, y En la Oscuridad, ambas de Rafael Solano. Así como Alma con Alma, un album en el cual, gracias a la magia de la tecnología -tal como sucediera con Nat King Cole y su hija Nathalie en la producción Unforgettable- las voces de Cindy Rodríguez y su padre, quien falleciera de leucemia en 1973, se unen en la pista de grabación. El segundo corte es En la Oscuridad, en mérito al rango que tuvo el tema en la carrera bolerística de Tito Rodríguez.

¡Bendito, nene! ¡Qué timbalero que cantaba bueno un bolero!

"No soy un cantante, soy un intérprete de canciones.

La diferencia entre mi estilo y el de los demás

cantantes es que realmente puedo comprender

lo que el escritor de la letra está tratando de decir.

De modo que yo siento y canto desde mi corazón."