Los Playmobil
Con su nuevo aspecto, la Puerta del Conde parece el cuartel de los soldados de Playmobil. Se acepta que los métodos y las técnicas de restauración de edificios y monumentos evoluciona. Y no hay por qué dudar de que se hicieron todos los estudios pertinentes, que seguramente justificarán su nueva cara.
Pero... no se ve bien. Los monumentos tienen que tener la pátina del tiempo para emocionar, para justificar su conservación, para motivar a su cuidado. Las piedras, sus huellas y cicatrices son las que hablan de Historia; de gesta si es un baluarte, de recogimiento si se trata de una vieja iglesia, de esplendor si es un palacio, de dolor si es un viejo hospital...
Maquillada y regordeta, la Puerta del Conde parece un decorado. El set de una película infantil de aventuras.
Ahora le toca el turno a la Catedral y muchos se acercan curiosos a sus andamios para ver cómo pinta el "lifting".
La catedral Primada de América, sólo por serlo, ya es única. No impone como una catedral gótica ni es seria ni humilde como un templo románico. No tiene la riqueza artística de las iglesias coloniales del Perú ni la historia de las catedrales europeas. Pero es bella, junto a uno de los pocos parques que apetece usar como parque en la capital y está bien cuidada.
No la disfracen, no la vistan de castillo de Disney o algo así. Que esté sana y hermosa, pero vieja y señorial, que para eso es una catedral. Y a su edad, no hay que hacer el ridículo quitándose años.
IAizpun@diariolibre.com
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