La marcha de los pendejos

« Pendejo, ja. Referido a persona: boba, falta de entendimiento, simple…» Diccionario del español dominicano

En la Venezuela pre-Chávez, sacudida por la corrupción en todos los órdenes, uno de sus más brillantes hijos, el escritor Arturo Uslar Pietri (1906 – 2001), convocó a una marcha nacional de todos los pendejos. Fue como si el izquierdoso, reivindicativo y famoso grito « ¡Proletarios del mundo uníos!», se trocara de repente por ¡Pendejos del mundo uníos!

Pienso que igual llamado es necesario hacerlo en la República Dominicana, país en donde bien podríamos hablar de la existencia de dos clases sociales antagónicas no identificadas aún por los cientistas sociales: los pendejos y los “otros”

¿Y quiénes son los pendejos?

« Los pendejos – apunta el narrador, ensayista y filólogo, Andrés L Mateo – son, históricamente, quienes nunca se han aprovechado de la riqueza pública. Son seres de buena fe descendidos de otro universo que alimentaron la manía sacrosanta de recordar el catecismo cuando las briznas de la tentación les nublaron el pensamiento. Los pendejos tienen desplegada la curvatura de la ingenuidad, y el brillo de las pompas de los políticos de turno les hace creer que ellos tienen la esbeltez resistente de los privilegiados, que se enriquecen mágicamente desde los cargos públicos y siguen siendo honorables…» (Al filo de la dominicanidad, p.65, 1996)

Los pendejos – amplío yo – son la mayoría: los marginados, los sufridos, los olvidados y sacrificados.  Los que todavía creen que se existen principios éticos y morales que norman la conducta humana. Los que para «los otros» solo importan o merecen ser recordarlos durante los procesos electorales.

Pendejos son los que pagan impuestos, luz, agua y demás servicios públicos. Pendejos son los románticos, los confiados, los que creen ciegamente, aplauden y vibran de emoción al escuchar las promesas casi divinas emanadas de las bocas “sacrosantas” del mesiánico líder que se eleva en la tribuna.

Pendejos son los que después de cuatro o cinco años años de estudio en la universidad, si es que encuentran trabajo, tienen que conformarse con pírricos salarios, mientras el “compañerito” del partido, a veces sin trabajar y con muy bajo nivel de instrucción, recibe privilegiadas compensaciones.

Pendejos son los que llegan pobres a un cargo público, y pobres salen de este. Los que por fanatismos políticos son capaces de quebrantar la armonía familiar, «echándose de enemigos» a hermanos, padres, parientes y relacionados.

Pendejos, en fin, son los que en cada proceso electoral, cada cuatro años, se levantan bien temprano, interesado en ser los primeros en depositar el voto redentor.

¿Y los “otros”, quiénes son?

Sencillamente, la minoría: los privilegiados, los que se encaraman en el abatimiento, la marginalidad y maltratado lomo de los pendejos para ascender al cielo del progreso y la prosperidad. Los “otros” son los que llegan en chancletas y bicicletas a los puestos y salen de estos en yipetas. Los que ya en el cargo evaden el contacto telefónico con las mismas personas que durante la campaña electoral se comunicaban con una facilidad asombrosa

 Los “otros” son los que un día organizan largas filas para regalar funditas, “juguetes y bicicletas” a las mismas familias que durante el resto del año, por faltas de recursos, no pueden alimentarse, vestir, enfrentar sus problemas de salud ni satisfacer sus problemas materiales de existencia.  Los que besan, saludan, abrazan y sonríe con rostros de seres sencillos cuando desesperados andan detrás del voto archiapetecido.

 Los “otros” son los oportunistas, los tránsfugas y los arribistas que en cada militancia solo persiguen beneficios personales. Los que se presentan como ángeles y critican en la oposición lo mismo que hicieron o dejaron de hacer cuando estaban en el poder. Los que tratan de embullar   a las masas o crear en sus mentes realidades encantadas con frases tales como “Todavía falta mucho por hacer…”, “E’pa lante que vamos…”, “Ni injusticias ni privilegios…”, “A todos los llevo en el corazón…”, etc.

Los otros, en fin, son los que te besan en campaña, pero te ignoran cuando asumen el poder.  Los que se aprovechan de la naturaleza ingenua de los pendejos para construir poderes, privilegios y fortunas. Los   que piensan que los pendejos son más pendejos de la cuenta, vale decir, los que entienden que los pendejos no piensan o carecen por completo de memoria, dignidad  e inteligencia.

El autor es profesor universitario de Lengua y Literatura.

dcaba5@hotmail.com

El autor es profesor universitario de Lengua y Literatura dcaba5@hotmail.com