Paz social

La violencia social que afecta el país debe ser enfrentada.

Llegué a este país en octubre de 2020. La pandemia todavía mantenía a todos en la modalidad de toque de queda y se respiraba una paz social inigualable. Me recordaba aquellos años en los noventa, que pude vivir acá en República Dominicana, cuando se caminaba por las calles a toda hora, los colmadones eran el centro de reunión más de seguro del mundo y las casas eran lugares sagrados.

Ha iniciado el 2022 y no puedo decir lo mismo. Me ha sorprendido el nivel de inseguridad que se vive en las calles y la falta de respeto hacia las fuerzas de seguridad en algunos sectores de la población. Es verdad que esa conducta a veces es merecida por los malos manejos de los oficiales del orden público, pero lo cierto es que una sociedad que pierde el respeto a las instituciones de ley, es una sociedad condenada a la inseguridad generalizada.

Me sorprende la similitud de este país con el mío en ese aspecto de la violencia callejera, aunque sea en rutas diferentes. En Puerto Rico no hemos sabido lidiar con la crisis económica y el descalabro de la economía ha generado unos niveles de violencia social nunca antes vistos. Mientras, en República Dominicana me parece que no se ha logrado lidiar correctamente con el éxito económico, el cual ha redundado en un destape de los niveles de violencia.

Los motoristas andan desatados en las calles, hombres armados matan policías o atacan mujeres sin piedad alguna, oficiales son atrapados en ilegalidades de poca monta, mientras los asaltos se multiplican y uno ve un potencial atracador en cualquier ser humano que se acerca.

No podemos vivir así. Esta no es la República Dominicana de la cual me enamoré y por la cual decidí hacer vida aquí. La solución empieza por dar tres pasos fundamentales: cerrar la brecha económica entre unos y otros, castigar los delitos cotidianos con mano de hierro y educar a las futuras generaciones sobre la importancia de una cultura de paz, no de violencia.

En mi país hablamos mucho de eso y nunca lo logramos, ojalá aquí se me dé y las cosas comiencen a cambiar.

Periodista puertorriqueño y Subdirector de Diario Libre. Ganó el Premio Nacional de Literatura Puertorriqueña, Categoría Periodismo, en 2018, por sus columnas en el periódico El Nuevo Día, del cual fue Director Asociado.