Mucho cuidado

Las autoridades nacionales deben tener mucho cuidado con las campañas histéricas que buscan envolverlo más profundamente en el problema haitiano. El caso de la protección a los diplomáticos es una de ellas.

Si bien es cierto que las legaciones diplomáticas pueden tener cierto nivel de protección interna, el país donde está ubicada la legación es el que tiene la obligación de protegerla contra ataques. No puede desligarse de esa responsabilidad, a menos que exista una grave situación de conflicto interno que imposibilite la actuación de la fuerza pública local.

Ahora bien, enviar soldados nuestros a proteger nuestras embajadas y consulados, ya sea permanentemente o en convoyes que transporten a los funcionarios, es una operación sumamente delicada y peligrosa, que podría agrietar mucho más profundamente las relaciones entre ambos países.

Se dice que los conflictos se sabe cuándo comienzan, pero no cómo terminan. El país debe exigir a Haití que cumpla con sus obligaciones. No puede renunciar a ese deber.